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La accesibilidad universal es un concepto vacío para las Administraciones Públicas.

 Es un título que puede traer mucha controversia, lo sé. Pero por desgracia estoy completamente convencido de ello, en base a mi experiencia. De hecho, me gustaría comenzar esta entrada corrigiendo mi propio título: La accesibilidad universal es un concepto vacío para las Administraciones Públicas fuera de periodos de elecciones y días señalados en los que abanderarse de la causa para luego olvidarse. Me parecía un poco largo.

Para poder justificar esto, os contaré una serie de experiencias personales con diferentes Administraciones Públicas, aquellas que deberían velar por reducir los muros que nos encontramos las personas con discapacidad a lo largo de nuestra vida, pero que se olvidan de aplicárselo. Yo lo llamo palabrería. Y es discriminación, y del peor de los casos. Se aprovechan de la existencia, necesidades etc de las personas con discapacidad, prometen el cielo, se benefician de ello y luego se olvidan. 

El primer caso que contaré fue en la universidad en la que estudio, pública. Yo llevo un audífono, y en un examen llegaron a pensar que era un pinganillo. Hasta ahí, nada grave. Para justificar que era un audífono le pedí al profesor que se lo probase, lo cual rechazó. Me pidieron que me lo quitase, y al día siguiente justificase sin falta que debía llevar un audífono.

Imaginad mi cabreo. ¿Necesita una persona con gafas justificar que lleva gafas? Me rompieron el examen, la concentración. Lo terminé suspendiendo, cuando hasta el momento estaba realizando un examen casi perfecto (comprobado al ir a la revisión). En la reunión con el profesor para justificar mi necesidad de audífono, además de victimizarse numerosas veces ("es que no sabes la de cosas que inventan hoy en día para copiar, deberías ponerte en la piel del profesorado"), si accedió a probarse el audífono. La conversación podemos calificarla de cómica:

-Y, ¿qué hace esto?

-Amplifica las frecuencias en las que tengo pérdida auditiva.

-¡Anda! A ver, habla.

Surrealista, además de un poco humillante. Y más teniendo en cuenta que hablamos de una escuela de ingeniería. 

Decidí "denunciar" el caso ante el defensor universitario, que me dio la razón, pero carece de poder. Y vicerrectoría le dio la razón al profesorado, alegando que no podían justificar que mi rendimiento en el examen fuese afectado por ese hecho. Que repetir el examen o "aprobarme" sería injusto para mis compañeres. ¿Igualdad, equidad o justicia?

El segundo caso que contaré fue una pequeña disputa vía Twitter con la Presidenta de la Deputación de Pontevedra. Yo soy opositor, y aprovechando el temario común de muchas oposiciones, y que las personas con discapacidad solemos estar exentas del pago de tasas, me apunto a diversas oposiciones de diferentes Administraciones Públicas. A finales de 2019, de hecho, me había apuntado a unas de auxiliar administrativo en la Deputación de Pontevedra, y no pague tasas.

Cuál fue mi sorpresa al ir a apuntarme a otras para la Deputación, a finales de 2020 o principios de 2021, y ver que habían eliminado la exención del pago de tasas a personas con discapacidad (y desempleadas, etc). Lo hice saber por Twitter, y gracias a un amigo entró en la conversación la Presidenta, que además de negar que en el pasado existiese la exención (no debe conocer la existencia del Boletín Oficial de la Provincia de Pontevedra), aseguraba que ahora se pagaba menos. 

Y el tercero, para no aburriros con más (porque sí, hay muchos más), es de actualidad. En Barcelona (bueno, creo que en Cataluña en general) las personas con movilidad reducida podemos solicitar una plaza de aparcamiento reservada en la calle lo más cerca posible de nuestro domicilio. Para ello, evidentemente, hay que empadronarse, lo cual hice.

Una vez empadronado, al solicitar información, me indicaron que la tarjeta de aparcamiento debía ser emitida por el Ayuntamiento de Barcelona (cuando las tarjetas son válidas en toda la UE, y la mía todavía está vigente). Es decir, para un trámite necesario (poder aparcar lo más cerca posible de mi casa), te obligan a realizar 2 trámites, que pueden extenderse meses (hace ya dos meses que solicité la tarjeta de aparcamiento, y aún estoy esperando respuesta). Como si fuese un capricho, oye.

Así que desde aquí pido, como personas que trabajamos en la Administración Pública, hagamos todo lo posible por evitar la discriminación, activa o pasiva, en nuestro entorno.

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